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BRL: El mercado está reaccionando exageradamente ante una posible victoria de la izquierda en las elecciones

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3 octubre 2018

Autor
Enrique Díaz-Álvarez

Chief Risk Officer at Ebury. Committed to mitigating FX risk through tailored strategies, detailed market insight, and FXFC forecasting for Bloomberg.

El Real brasileño (BRL) ha sido una de las divisas más frágiles durante la reciente venta masiva que se ha visto en los mercados emergentes inducida, en parte, por el rápido declive de la Lira turca y el aumento de los tipos de interés en EEUU.

La divisa también se ha mostrado particularmente vulnerable por la incertidumbre política ante las elecciones generales de Brasil en octubre, las cuales podrían terminar siendo unas de las más divididas en la historia del país. Esto ha llevado al BRL a estrellarse en septiembre hasta un nuevo mínimo histórico frente al Dólar.

La mayor incertidumbre política ha nublado significativamente las perspectivas para el Real y, actualmente, presenta uno de los mayores factores de riesgo para la moneda. Las últimas encuestas han continuado poniendo nerviosos a los inversores, mostrando un fuerte apoyo para el congresista de extrema derecha Jair Bolsonaro, aunque su liderazgo parece haberse reducido. Bolsonaro ha sido criticado por sus erráticas políticas económicas. Según las encuestas de septiembre, se espera que obtenga aproximadamente el 28% del voto popular en la primera vuelta el próximo 7 de octubre, en comparación con el 22% de su rival más cercano, Fernando Haddad.

En el muy probable escenario de que se requiera una segunda vuelta, Haddad, que ha subido más en las encuestas desde principios de septiembre, tendrá una ventaja muy estrecha. El ex presidente Lula da Silva, que habría estado en el lugar de Haddad, sigue siendo uno de los políticos más populares de Brasil, aunque actualmente se encuentra cumpliendo condena por corrupción y, por tanto, no está autorizado a postularse para ningún cargo. Por su parte, el propio Bolsonaro tampoco ha podido hacer campaña después de un intento de asesinato.
Uno de los principales temas de debate durante la campaña electoral ha sido cómo abordar la situación económica de Brasil, cuyo reciente desempeño ha preocupado a votantes e inversores. Brasil salió, el año pasado, de una de sus recesiones más profundas en décadas, después de que la economía se contrajera en todos los trimestres durante dos años enteros. El ritmo de la recuperación ha sido lento, con un crecimiento de la economía de Brasil de sólo 0,2% en el segundo trimestre de 2018. La incertidumbre antes de las elecciones era, en parte, la culpable mientras que una huelga nacional de camioneros también desaceleró la producción. El gasto de los hogares se estancó en los últimos meses, obstaculizado por un reciente aumento de los precios internos. La demanda interna ha sido uno de los principales impulsores de la economía este año, ayudado, en parte, por la medida del gobierno que contemplaba un fondo de indemnización que inyectó aproximadamente 14 mil millones de dólares en la economía.

La balanza comercial del país ha ido, en gran medida, en la dirección correcta desde principios de 2015 y ha presentado superávits saludables todos los meses desde marzo de 2015. Una mejora en el crecimiento mundial y un BRL bastante débil han ayudado a impulsar las exportaciones, mientras que el débil crecimiento interno ha reducido las importaciones. El PMI manufacturero retrocedió por debajo del nivel de 50, lo que denota contracción en junio, aunque ha aumentado nuevamente en agosto situándose en terreno expansivo al elevarse a un máximo de cuatro meses. La producción industrial también se aceleró tras una fuerte caída en mayo. De todos modos, las estimaciones para el crecimiento del PIB en 2018 se han rebajado recientemente y la OCDE ha sido la última en recortar su pronóstico de crecimiento para Brasil al 1,2% desde la estimación previa del 2,0%.

Tras un retroceso de las presiones inflacionarias el año pasado, el Banco Central de Brasil (BACEN) tuvo espacio para flexibilizar su política monetaria, bajando los tipos en varias ocasiones durante 2017 y principios de 2018. Los tipos se redujeron recientemente en marzo alcanzando un nuevo mínimo, 6,5%, lo que significa que la tasa SELIC ha sido recortada en casi 800 puntos básicos desde principios de 2017. A pesar de la reciente caída en el Real, los legisladores mantuvieron los tipos estables en la reunión de septiembre, señalando la incertidumbre electoral y advirtiendo que los tipos podrían aumentar si la perspectiva de inflación empeora. La inflación general ha vuelto a subir por encima del 4% en los últimos tres meses, aunque todavía se encuentra cómodamente dentro del rango objetivo del 3-6%, en el 4,2%, en agosto. Ahora puede ser que se necesite ver otra caída brusca en el Real desde los niveles actuales, o una inflación significativamente más alta, cerca del límite superior del rango del objetivo del banco, para que el BACEN comience a considerar la necesidad de una política más estricta.

Tradicionalmente, Brasil ha tenido problemas para controlar los precios descontrolados. Sin embargo, una mayor inflación en Brasil significaría que las tasas de interés reales han disminuido. Ahora han vuelto a bajar a poco más del 2%, en torno a su nivel más bajo desde mediados de 2013. Esto se traduciría en que el Real seguiría siendo una de las monedas mejor respaldadas de la región, desde nuestro punto de vista.

Las reservas de divisas de Brasil siguen siendo una fuente adicional de estímulo y deberían proporcionar al banco central un amplio espacio para intervenir en los mercados de divisas con el fin de evitar una depreciación del real. Actualmente, las reservas equivalen a una cobertura de importación de 20 meses. Aunque este número ha caído bastante en los últimos meses debido, principalmente, al aumento en las importaciones, las fuertes reservas de divisas mantenidas por el banco central siguen siendo enormes después de años de resistencia del BRL cuando el BACEN pudo acumular una gran reserva.

El riesgo político asociado al BRL en medio de la perspectiva de un nuevo liderazgo tras las elecciones de octubre nos lleva a creer que la divisa brasileña puede seguir siendo sensible frente a cualquier apreciación en el Dólar estadounidense en el corto plazo. Dicho esto, desde nuestro punto de vista, la reciente ola de venta de los últimos meses ha sido algo exagerada.

Los mercados pueden estar reaccionando exageradamente ante las perspectivas de una victoria de la izquierda en las elecciones presidenciales. Vale la pena recordar que las primeras elecciones de Lula en 2002 provocaron un pánico similar en el Real pero la moneda pasó la mayor parte de su mandato en una tendencia de apreciación constante. Además, una economía que mejora gradualmente, un déficit de cuenta corriente muy bajo, un alto nivel de tipos de interés reales y grandes reservas de divisas deberían, según creemos, continuar brindando respaldo al BRL y permitir que la moneda recupere la mayoría de sus recientes pérdidas en los próximos meses.

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