BRL: el real seguirá siendo sensible ante cualquier nueva apreciación del dólar

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29 octubre 2018

Autor
Enrique Díaz-Álvarez

Chief Risk Officer at Ebury. Committed to mitigating FX risk through tailored strategies, detailed market insight, and FXFC forecasting for Bloomberg.

El Real brasileño (BRL) ha sido una de las monedas más frágiles durante la reciente venta masiva en los mercados emergentes, inducida, en parte, por el rápido descenso de la Lira turca y el aumento de los tipos de interés en EEUU. La moneda también demostró ser particularmente vulnerable a la incertidumbre política previa a las elecciones generales de Brasil en octubre, las cuales se esperaba que fueran unas de las más reñidas de la historia.

La incertidumbre en las elecciones hizo que el BRL cayera a un nuevo mínimo histórico en septiembre, aunque la moneda pudo recuperar algunas de sus pérdidas tras la demostración de fuerza, en la primera vuelta, del candidato Jair Bolsonaro. A pesar del rebote, la moneda, actualmente, cotiza alrededor de un nivel un 15% más bajo que a principios de año.

El aumento de la incertidumbre política ha empañado significativamente la perspectiva del Real a lo largo de gran parte de 2018 hasta el momento, y las elecciones presidenciales de octubre se han presentado como uno de los factores de riesgo más importantes para la divisa. Las encuestas previas a la votación desconcertaron a algunos inversores al mostrar un fuerte apoyo al congresista de extrema derecha Jair Bolsonaro, criticado por sus políticas económicas erráticas. Sin embargo, el mercado ha aceptado cada vez más la perspectiva de dirección de Bolsonaro, dado que evitaría el retorno de políticas económicas del Partido de los Trabajadores, que llevaron a una recesión y a un gran déficit presupuestario.

El Real brasileño se fortaleció tras la superioridad de Bolsonaro en la primera ronda de votación, donde obtuvo el 46% de los votos. El líder de extrema derecha ahora enfrentará una segunda vuelta el mes que viene frente a Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores, un candidato que ha aumentado en las encuestas desde principios de septiembre. Las encuestan para la segunda ronda se han mostrado reñidas, aunque el desempeño, mucho mejor de lo esperado, de Bolsonaro en la primera ronda asegura que, ahora, es el gran favorito para ser nombrado próximo presidente. El ex presidente Luiz Nácio Lula da Silva, que habría sido candidato en lugar de Haddad, sigue siendo uno de los políticos más populares de Brasil, aunque actualmente está en la cárcel por corrupción y, por lo tanto, no se le permitió presentarse para el cargo. El propio Bolsonaro tampoco pudo hacer campaña antes de la primera vuelta debido a un intento de asesinato. Uno de los principales temas de debate durante la campaña electoral fue cómo abordar la economía en crisis de Brasil, cuyo reciente desempeño ha preocupado a los votantes e inversores. Brasil salió de una de sus recesiones más profundas en décadas el año pasado, después de que la economía se hubiese contraído en cada trimestre durante dos años completos. Sin embargo, el ritmo de la recuperación ha sido lento, ya que la economía de Brasil creció sólo un 0,2% en el segundo trimestre de 2018 siendo la incertidumbre antes de las elecciones, en parte, culpable al igual que una huelga de camioneros en todo el país que redujo la producción. El gasto de los hogares también se ha estancado en los últimos meses, obstaculizado por un reciente aumento en los precios internos. La demanda interna ha sido uno de los impulsores clave de la economía este año, ayudado, en parte, por medidas del gobierno.

La balanza comercial del país se ha dirigido, en gran parte, en la dirección correcta desde principios de 2015 y ha registrado, constantemente, excedentes saludables en todos los meses desde marzo de 2015. Una mejora en el crecimiento mundial y un BRL bastante débil han ayudado a impulsar las exportaciones, mientras que un crecimiento interno débil en los últimos años ha bajado las importaciones. El PMI manufacturero retrocedió por debajo del nivel de 50, que denota una contracción, en junio aunque se ha incrementado nuevamente a terreno expansivo, alcanzando un máximo de cuatro meses en agosto, antes de estabilizarse en septiembre. La producción industrial también se ha acelerado tras un marcado descenso en mayo. En cualquier caso, las estimaciones para el crecimiento del PIB en 2018 se han reducido recientemente y la OCDE ha sido la última en reducir su pronóstico de crecimiento para Brasil a sólo un 1,2% desde la proyección anterior del 2,0%. Tras un retroceso en las presiones inflacionarias del año pasado, el Banco Central de Brasil (BACEN) tuvo espacio para aflojar su política monetaria reduciendo los tipos en varias ocasiones durante 2017 y a principios de 2018. Los tipos se redujeron en marzo alcanzando un nuevo récord de 6,5%, lo que significa que la tasa principal de SELIC, ahora, se ha reducido en casi 800 puntos básicos desde principios de 2017. A pesar de la reciente caída en el Real, los políticos mantuvieron los tipos nuevamente en la reunión de septiembre, señalando la incertidumbre electoral y advirtiendo que los tipos podrían subir si la perspectiva sobre la inflación empeora. La inflación general ha saltado, de nuevo, por encima del 4% en los últimos tres meses, aunque todavía está cómodamente dentro del objetivo del 3-6%, concretamente en el 4,2% en agosto. Ahora, puede darse el caso de que necesitemos ver otra caída abrupta en el Real desde los niveles actuales o una inflación significativamente más alta cerca del límite superior del rango objetivo del banco para que el BACEN comience a considerar la necesidad de una política más estricta.

Incluso después del reciente aumento de los precios, la inflación todavía se encuentra en un nivel bastante alentador según los estándares recientes, dado que Brasil, tradicionalmente, ha luchado para dominar los precios desbocados. Sin embargo, una mayor inflación en Brasil significa que los tipos de interés reales han disminuido y, ahora, han retrocedido a poco más del 2%, alrededor de su nivel más bajo desde mediados de 2013. No obstante, esto sigue siendo bastante positivo, lo que debería traducirse en que el Real siga siendo una de las monedas mejor respaldadas de la región.

Las reservas de divisas de Brasil siguen siendo una fuente de estímulo adicional y deberían proporcionar al banco central un amplio margen para intervenir en los mercados de divisas a fin de evitar una depreciación del Real. En la actualidad, las reservas equivalen a una cobertura de importación de 20 meses. Esta cifra ha disminuido considerablemente en los últimos meses, aunque esto se debió, en gran parte, a un aumento en las importaciones y las reservas de divisas del banco central continúan siendo vastas después de los años de fortaleza del BRL cuando el BACEN pudo acumular una gran cantidad de divisas extranjeras.

l riesgo político asociado al BRL en medio de la perspectiva de un nuevo liderazgo después de las elecciones nos lleva a creer que la moneda brasileña seguirá siendo sensible ante cualquier nueva apreciación del Dólar estadounidense a corto plazo. Dicho esto, la reciente venta masiva presenciada en los últimos meses ha sido un poco exagerada, en nuestra opinión.

Los mercados pueden estar exagerando ante las perspectivas de una victoria de la izquierda en las elecciones presidenciales. Vale la pena recordar que la primera elección de Lula en 2002, dio lugar a un pánico similar en el Real, pero la moneda pasó la mayor parte de su permanencia en el cargo en una tendencia apreciativa constante. Además, creemos que una economía que mejora gradualmente, un déficit de cuenta corriente muy bajo, un alto nivel de tipos de interés real y unas grandes reservas de divisas deberían continuar brindando apoyo al BRL y permitiendo que la moneda se recupere de parte de sus recientes pérdidas en los próximos meses.

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