BRL: El Real brasileño debería recuperar la mayor parte de sus recientes pérdidas

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21 noviembre 2018

Autor
Enrique Díaz-Álvarez

Chief Risk Officer at Ebury. Committed to mitigating FX risk through tailored strategies, detailed market insight, and FXFC forecasting for Bloomberg.

El Real brasileño (BRL) ha sido una de las monedas más frágiles durante la reciente venta masiva de los mercados emergentes, inducida, en parte, por el rápido descenso de la Lira turca y el aumento de los tipos de interés en EEUU.

La moneda también demostró ser particularmente vulnerable a la incertidumbre política que condujo a las elecciones generales de Brasil en octubre, la cual algunos creían que serían las más reñidas de la historia.

Esto provocó que el BRL cayera a un nuevo mínimo histórico frente al USD en septiembre, aunque la moneda fue capaz de recuperar algunas de sus pérdidas tras la demostración de fuerza, en la primera ronda, del candidato Bolsonaro. A pesar del rebote, la moneda, actualmente, cotiza alrededor de un 15% más abajo que el resto del año.

El aumento de la incertidumbre política ha empañado significativamente la perspectiva del Real a lo largo de gran parte del 2018 hasta el momento y las elecciones presidenciales se han presentado como uno de los factores de riesgo más importantes para la moneda. Las encuestas previas a la votación desconcertaron a algunos inversores, mostrando un fuerte apoyo al congresista de extrema derecha Bolsonaro, criticado por algunos por sus políticas económicas erráticas. Sin embargo, el mercado se fue acercando, cada vez más, a la dirección de Bolsonaro, dado que, con sus políticas, parece que se evitaría el retorno de otras políticas económicas que llevaron a la recesión y a un gran déficit presupuestario.

El Real brasileño se fortaleció tras la victoria de Bolsonaro en la primera ronda donde obtuvo el 46% de los votos, apenas por debajo de la mayoría general. EL líder de extrema derecha triunfó cómodamente en la segunda vuelta, a pesar de que las urnas indicaron una competencia más reñida, obteniendo el 55,1% de los votos frente al 44,9% de Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores. El ex presidente Lula da Silva, que habría sido candidato en el lugar de Haddad, sigue siendo uno de los políticos más populares de Brasil pese a que actualmente está en prisión por delitos de corrupción.
Uno de los principales temas de debate durante las campañas electorales fue cómo abordar la economía en crisis de Brasil, cuyo desempeño ha preocupado a votantes e inversores. Brasil emergió de una de sus recesiones más profundas en décadas el año pasado, después de que la economía se hubiese contraído en cada trimestre durante dos años. Sin embargo, el ritmo de la recuperación ha sido lento, ya que la economía de Brasil creció solo un 0,2% en el segundo trimestre de 2018. La incertidumbre antes de las elecciones fue, en parte, culpable, mientras que una huelga de camioneros en todo el país también redujo la producción. El gasto de los hogares también se ha estancado en los últimos meses, obstaculizado por un reciente aumento de los precios internos. La demanda interna ha sido uno de los impulsores clave de la economía este año, ayudado, en parte, por la medida del gobierno que inyectó aproximadamente 14 mil millones de dólares a la economía del país.

La balanza comercial del país se ha dirigido, en gran parte, en la dirección correcta desde principios de 2015 y ha registrado, constantemente, excedentes saludables en todos los meses desde marzo de 2015. Una mejora en el crecimiento mundial y un BRL bastante débil han ayudado a impulsar las exportaciones, mientras que un crecimiento interno débil en los últimos años ha bajado las importaciones. El PMI manufacturero retrocedió por debajo del nivel de 50, lo que denota una contracción, en junio, aunque se ha incrementado en agosto, antes de estabilizarse en septiembre. La producción industrial también se ha acelerado tras un marcado descenso en mayo. En cualquier caso, las estimaciones para el crecimiento del PIB en 2018 se han reducido recientemente y la OCDE ha sido la última en reducir su pronóstico de crecimiento para Brasil a solo 1,2% desde la proyección anterior del 2,0%.

Tras un retroceso en las presiones inflacionarias del año pasado, el Banco Central de Brasil (BACEN) tuvo espacio para aflojar su política monetaria, reduciendo los tipos en varias ocasiones durante 2017 y al inicio de 2018. Los tipos se redujeron más recientemente, en marzo, alcanzando un nuevo récord de 6,5%, lo que significa que la tasa principal SELIC ahora se ha reducido en casi 800 puntos básicos desde principios de 2017. A pesar de la reciente caída del Real, los políticos mantuvieron los tipos nuevamente en septiembre, destacando la incertidumbre electoral y advirtiendo que los tipos podrían subir si la perspectiva sobre la inflación empeora. La inflación general ha saltado, de nuevo, por encima del 4% en los últimos tres meses, aunque todavía está cómodamente dentro del objetivo del 3-6%, marcando un 4,2% en agosto. Ahora, puede darse el caso de que necesitemos ver otra caída abrupta en el Real desde los niveles actuales o una inflación significativamente más alta, cerca del límite superior del rango objetivo del banco, para que el BACEN comience a considerar la necesidad de una política más estricta.

Incluso después del reciente aumento de los precios, la inflación todavía se encuentra en un nivel bastante alentador dado que Brasil, tradicionalmente, ha luchado para dominar los precios desbocados. Sin embargo, una mayor inflación en Brasil significa que los tipos de interés reales han disminuido y, ahora, han retrocedido a poco más del 2%, alrededor de su nivel más bajo desde mediados de 2013. Sin embargo, esto sigue siendo bastante positivo, lo que debería llevar al Real a seguir siendo una de las monedas mejor respaldadas en la región.

Las reservas de divisas en Brasil siguen siendo una fuente de estímulo adicional y deberían proporcionar al banco central un amplio margen para intervenir en los mercados de divisas a fin de evitar una depreciación del Real. En la actualidad, las reservas equivalen a una cobertura de importación de 20 meses. Este número ha disminuido considerablemente en los últimos meses, aunque esto se debió, en gran parte, a un aumento en las importaciones y las reservas de divisas en el banco central aunque continúan siendo vastas después de los años de fortaleza del BRL, cuando el BACEN pudo acumular una gran cantidad de divisas extranjeras.

El riesgo político asociado al BRL debido al nuevo liderazgo tras las elecciones de octubre nos lleva a creer que la moneda brasileña seguirá siendo sensible ante cualquier nueva apreciación del Dólar estadounidense a corto plazo. Dicho esto, la reciente venta masiva presenciada en los últimos meses ha sido un poco exagerada, en nuestra opinión.

Vale la pena recordar que la primera elección de Lula en 2002 dio lugar a un pánico similar en el Real, pero la moneda pasó la mayor parte de su permanencia en el cargo en una tendencia apreciativa constante. Además, creemos que una economía que mejora gradualmente, un déficit de cuenta corriente muy bajo, un alto nivel de tipos de interés reales y grandes reservas de divisas deberían continuar brindando apoyo al BRL y permitir que la moneda recupere la mayor parte de sus recientes pérdidas en los próximos meses.

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